El machismo en la música se ve, pero se mira con diferentes lentes. Quien está dentro sabe perfectamente que hay muchas cosas funcionando mal, pero quien no quiere verlo prefiere seguir defendiendo lo indefendible usando su propia lupa.
Como mujer al frente de DISTRITO UVE desde el 2010 que lo abrí online sola, y sola aún manteniendo todo lo concerniente –blog, web, redes sociales, email…-, sé muy bien lo que es moverse por terrenos predominantemente masculinos. Y sé lo que es que aún, tras una década, se siga pensando que hay un hombre detrás de la Plataforma (continúo recibiendo emails en plan «hola tío» o bien «hola tíos» muy habitualmente…).
El machismo en la música existe y no ha mejorado prácticamente nada en las últimas décadas. El problema principal es que está encubierto; es sutil y se libera en pequeñas dosis, así que lo vamos consumiendo diariamente como si no pasara nada. Se llaman micromachismos, y todas las mujeres dedicadas a sectores con mayoría masculina visible los conocemos -o los sufren pero no son conscientes-.
¿QUÉ PRETENDO CON ESTE TEXTO SOBRE EL MACHISMO EN LA MÚSICA?
Quiero que empatices conmigo en relación al machismo en la música, y que esa empatía la extiendas a todas las mujeres currando en terrenos mayoritariamente dominados por hombres. Necesito que reflexionemos juntas/os y comprendamos que hace falta una reeducación masiva, y para saber por dónde direccionar la educación inclusiva primero se debe entender que lo interiorizado -lo aprendido en una sociedad machista- contiene un enfoque erróneo del que no hemos sido conscientes hasta que se nos ha explicado correctamente.
Es sorprendente participar en mesas redondas, en charlas, etc. y escuchar a compañeras de sector o de otros lares vivencias que ponen los pelos de punta. Y entre bambalinas, en «petits comités» que la gente se abre más, ya es brutal a veces lo que he escuchado y conocido. Desde luego todo esto me ha permitido ser mucho más consciente de todo lo que queda por hacer, y tengo una hija de 5 años a la que no quisiera que cuando llegue a mi edad (36 años) le ocurran esas situaciones que conozco o he vivido. Así que quiero aportar mi granito de arena.



Hablo desde la experiencia, y con un despertar de conciencia tardío pero no por ello menos válido, y si con estos textos ayudo a otras personas de algún modo -hacer reflexionar es la intención principal- me daré por satisfecha.
Necesito que mires con mi lente, y si eres de los que aún crees que no hay machismo en la música –o en el cine, arte, escultura, pintura, en gastronomía, periodismo, abogacía, medicina, ciencia, robótica y un largo etc.- me gustaría que intentaras por una vez en tu vida ver lo que vemos muchas mujeres a diario en todos y cada uno de los sectores con dominio masculino.
Importante pensar en tu hija, sobrina, prima, madre, tía, hermana, abuela, etc. que tanto quieres y que te plantees cómo te sentaría verlas sufrir por ser acosadas en un puesto de trabajo, amenazadas si lo cuentan, obligadas a cumplir ciertos cánones, invisibles a pesar de su méritos y un largo etc. de situaciones que conocemos y se dan a diario…
SI YO FUERA HOMBRE, ¿QUÉ HABRÍA CAMBIADO?
Muchas cosas serían distintas en mi ámbito profesional, al menos es lo que a menudo pienso en esas fases de introspección o crisis existencial/profesional por las que he pasado. Es verdad que he tenido que trabajar el doble para que se me haya reconocido la mitad, y lo digo en cada intervención, charla, ponencia, etc. que he ofrecido desde 2018 en relación a la mujer en la música. Posiblemente haber sido hombre me habría proporcionado menos trabas al menos. Y no es un ataque, es un punto de partida para iniciar la reflexión.
Frases como «¿qué sabrá una tía sobre hardcore?» en relación a crónicas de conciertos de ámbito extremo no se lo encuentra ningún tío, pero yo me lo encontré allá por 2011, y fue una crónica muy apreciada y bien valorada tanto en el medio donde colaboraba como por músicos debido al manejo de etiquetas musicales y descripciones que ya entonces incorporaba a los textos musicales.
He realizado cientos de crónicas a lo largo de esta década de trabajo porque me encanta describir la música, y aquellas primeras crónicas iban acompañadas de un exhaustivo trabajo de investigación para dar la talla porque estaba comenzando y ya apostaba por ofrecer un trabajo serio y solvente para contrarrestar la falta de experiencia. Se compartían bien, se valoraban y posicionaban en aquella web muy bien y desde luego no fue justo aquel menosprecio de un cobarde troll porque no atendió a una crítica constructiva aludiendo a algún fallo profesional, pero ya era un avance de cómo pintarían algunas cosas.



Ahora mismo tengo muchos objetivos profesionales en mente que tal vez de haber sido hombre ya habría conseguido, y es otra reflexión que suelo comentar sin tapujos y que por desgracia siento a menudo. Pero no pasa nada porque cada día doy el mil por cien en todo lo que hago, y acaba dando sus frutos aunque tarde más en llegar.
Todavía sigo batallando para que en el plano de crítico musical y blogger musical puedan tener más cabida las mujeres y se nos reconozca -que cuando alguien pregunte en cualquier sitio o consulte en Google por críticos musicales salgan también nombres de mujeres a la palestra, porque somos muchas en diversos medios haciendo tal labor pero no se ve reflejado en ninguna parte-.
¿VICTIMISMO HABLANDO SOBRE EL MACHISMO EN LA MÚSICA?
Sí, hay mucha gente, pero que mucha, que se siente atacada cada vez que alguna mujer trata –correctamente- este tema del machismo en la música (o el machismo en general) contando en voz alta, denunciando, escribiendo, etc.
Simplemente por contar experiencias REALES que han sucedido, con un tratamiento impecable sin caer en faltas de respeto ni en tonos «pobre de mí» hay un alto porcentaje de personas que giran el tema hacia ese ámbito despectivo rollo «se quejan por todo» o «no es para tanto», «sois unas histéricas» o la palabra que más odio a muerte en una frase: «esa lo que le pasa es que es una feminazi».

No, no hay victimismo por contarlo, por intentar visibilizar un problema que arrastramos desde tiempos ancestrales. Que haya mala praxis en el tratamiento del problema por parte de una minoría, no significa que tengamos que pagar el pato el resto de mujeres intentando visibilizar honestamente una problemática que debe atajarse de una vez por todas.
Parece un tema tabú abordar la desigualdad y experiencias con el machismo, y por todas estas trabas constantes encontradas se ha generado un hartazgo tan grande que se están alzando voces en diferentes secciones de la escena musical -y fuera de ella, que el neofeminismo lleva ya tiempo tejiendo redes por suerte-.
El miedo se va quedando atrás gracias a quienes alzan la voz sin temor, así que cada vez somos más gritando para lograr igualdad y reconforta saber que hay mucha gente apoyando y remando en una misma dirección. Ya te iré mostrando proyectos visibilizando mujeres en la música porque tengo un listado interesante que te va a ser de gran utilidad.
¿Ha mejorado la situación?
Quiero terminar el artículo apreciando los avances, porque a veces tendemos a quedarnos siempre en lo negativo y es preferible cambiar ese tipo de actitudes que no ayudan a nada más que quedarse en la queja.
Desde que empecé a trabajar en ámbito de creación de contenido en plano musical en 2010 sí ha mejorado, aunque menos de lo que me gustaría también. Pero percibir avances desde luego es un bonito aliciente para continuar peleando por avanzar más, de ahí que intente siempre anteponer la positividad en el enfoque de todo lo que hago -forma parte de mi personalidad también-.
Como hay que continuar no permitamos que se eclipsen problemáticas presentes de manera perenne como el machismo en la música -y en todas partes-. Es un hecho la baja presencia femenina en carteles de eventos musicales antes de la Nueva Normalidad, por eso decidí no quedarme en la queja simple y contribuir para aportar algo al cambio.
Soy consciente de la mala situación de la cultura en general, y la música en particular tras la irrupción del Covid-19 en nuestra vidas, y mando un enorme abrazo a toda la gente afectada -vaya esto por delante- pero quiero también que se entienda que no puedo permitir que la pandemia difumine y frene esfuerzos reivindicativos, porque los problemas que existían en prepandemia continúan actualmente y parar puede traducirse en retroceder… Así que sigamos avanzando para mejorar, haciendo piña todas/os juntas/os porque la unión hace la fuerza.

Recuerda: cada vez que alguien comente que hay pocas mujeres en la música responde que ya hay una cifra de la que partir, y que no son pocas precisamente 🙂
Gracias por leer, por empatizar o, al menos, por quedarte pensando unos segundos tras esta parrafada. Comparte para que más gente conozca esta web, el censo y este blog.
Todas/os debemos aportar nuestro granito de arena, y hacer una labor reeducativa importante: yo misma estoy en ello, así que la autocrítica es la que marca el enfoque.
Atenta/o porque iré colgando más contenidos en este blog de Riot Girl. Sigue novedades en Facebook.
TE PUEDE INTERESAR LEER: